miércoles, diciembre 30, 2009

Un día antes del año nuevo.

Le preguntaron el nombre mientras sostenía con fuerza la mano de su papá.

No quiso decirlo y a cambio de eso se escondió entre los pantalones de el.

Es demasiado tímida respondió el papá y el caballero del almacén sonrió amablemente.

Yo también lo fui, le dijo sacando algunos dulces de un frasquito transparente. Eran de esos que tanto le gustaban, los de coca- cola.

No se porque recuerdo aquel momento, debe ser porque ese caballero me recuerda a mi abuelo, que por cierto nunca conocí, solo por fotografías que mi mamá guarda en un album familiar.

En aquel entonces tenia 5 años, la edad suficiente para responder como me llamaba pero a cambio de eso me escondía.

30 de diciembre, falta un día para terminar el año y un amiga me llamo para salir, en la mitad del camino me di cuenta que mis audífonos ya no funcionaban y de un solo golpe los tire, los rompí y los deje en el basurero de un negocio cercano, luego me devolví a la casa, durante el trayecto me senté en una de las veredas y antes de que derramara una lagrima me eche a correr como nunca antes, el sol me daba en la espalda y no me importo, ya nada me importaba solo haber dejado plantada a mi amiga.

Al llegar a la casa el ambiente estaba silencioso , ninguna mosca emitía sonido alguno, afuera todo seguía igual, exactamente igual que cuando me fui, no sonó el teléfono, no encontré los antidepresivos que había dejado encima del mueble de mi pieza, probablemente mi mamá los guardo pensando que se me ocurriría quitarme la vida un día antes del año nuevo.


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